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KEIKO, EL PERFIL PERFECTO DE UNA PSICÓPATA

SER HIJA DE UN DICTADOR Y SOBRINA DE CARIÑO DE UN CRIMINAL CALCULADOR MARCARON LA ADOLESCENCIA DE KEIKO

Publicado: 2021-06-22

Keiko con tan solo 14 años tuvo que lidiar con una campaña política agotadora en los 90s, viajar de provincia en provincia junto a toda su familia en especial su padre, luego cuando pensó que la pesadilla terminaba saliendo su padre presidente de la república la verdadera, la verdadera pesadilla empezaría para ella y toda su familia, pesadilla que dejaría a toda su familia graves heridas psicológicas y legales.

Crecer frente a los reflectores de las cámaras de la prensa no le fue fácil dicen que fue centro de burlas por su peso, sufrió bullying en el colegio y fuera de este; le fue difícil entablar relaciones con chicos de su edad debido al extremo cuidado que tenía su padre sobre ella debido a su posición como hija de un dictador que constantemente recibía amenazas de venganza.

Estar aislada de los chicos de su edad la obligó a Keiko a pasar más tiempo con gente adulta, entre ellos el tío Vladi (Vladimiro Montesinos, ex-asesor de la Dictadura de Alberto Fujimori) con quien tenía que tratar cada vez que pasaba tiempo en el despacho de su padre Alberto Fujimori, es así que ella se acostumbró a las conversaciones de adultos, a escuchar las estrategias siniestras, medidas radicales, y entre todo aquello Keiko aprendió a querer y respetar al tío Vladimiro, compañía tan cercana y continúa de Alberto Fujimori.

Las peleas de Alberto Fujimori con su madre Susana Higuchi se normalizaron para Keiko, no saber nada de su madre en días producto de los castigos de Alberto a Susana a través de torturas físicas eran algo que no le alteraban, pues se habían dado en repetidas ocasiones, y la cercanía al poder de su padre la llevaban a entenderlo "sin castigo no te obedecen".

Muy pronto le tocaría a Keiko tomar la gran decisión de su vida, aceptar ser la Primera Dama, pero no había de otra manera, no era opcional; Alberto Fujimori necesitaba continuidad en su mandato y era claro que debía empezar con la mayor de sus hijas, la que siempre estuvo escuchando y aprendiendo de él y de Vladimiro. 

Keiko empezó muy jovencita su labor de Primera Dama, para ella era normal muchas cosas que para las demás jóvenes no lo serían, era normal que su padre y su tío planifiquen como matar a los que se rebelaban, era normal que castiguen físicamente a su mamá, era normal planificar psicosociales, era normal disponer abiertamente del dinero del estado para sus fines.

Es así como también Keiko afrontó la dura situación que estalló frente a su cara, el derrumbe del Fujimorismo, ver su padre huir de su país perseguido por la justicia y luego ser extraditado al Perú, juzgado y apresado; ver a su tío Vladi ser considerado criminal y ser apresado también, y luego ver a todos aquellos que ella veía regularmente como tíos que visitaban a su padre continuamente en palacio ser juzgados por otros delitos...¿Cómo era posible? algo tenía que hacer ella al respecto, su mundo se caía a pedazos, es así como decidió reconstruirse y se juró volver al poder para vengarse, cueste lo que cueste.

Hija típica de todo padre poderoso en su momento, regresó de estudiar en el extranjero obviamente casada con un americano, que quien era más fácil de manipular con su historia de que su padre no fue culpable de todo lo que se le acusa, y doblemente estratégico para ella, pues ella  y sus hijas tendrían pasaporte americano por si las cosas salían mal en Perú.

Tres veces candidata y nada resultaba, ni las sumas que las empresas donaban a Keiko para sus campañas millonarias, ni los psicosociales que trataban de atemorizar el voto al candidato opositor, ni algún muertito si era conveniente, nada!

Pero esta última vez fue diferente para Keiko, era acusada de algo que para ella era normal desde niña, recibir dinero de forma ilegal; esta vez si no tenía inmunidad que le daba ser presidenta podría acabar en la cárcel por 30 años y así caer con ella todos los sueños e ilusiones de los demás fujimoristas de hacer venganza regresando al poder fuera de repartirse el gran botín de los recursos del estado como lo hicieron con Alberto Fujimori.

Keiko con la mirada vacía recordando aquella vez que la esposaron y la mandaron unos meses al penal Santa Mónica y que lo único que atinó fue a reírse frente a los medios de manera psicópata, esta vez se dijo a si misma está vez no lo permitiré, no importa a quien tenga que llamar ladrón así sea a la ONPE, así sea a TRANSPARAENCIA, no importa a cuanta gente tenga que manipular para que salga y me defienda así se aplasten y maten entre ellos , está vez no volveré a la cárcel, no importa cuanto tenga que pagar a los medios, no aceptaré mi derrota esta vez, no.

Al igual que algunos personajes soberbios y arrogantes de la política peruana que se rehusaban a terminar en la cárcel como lo vimos con Alan García que prefirió suicidarse que terminar preso,  de una manera desesperada Keiko no lo puede concebir es así como un perfil calculador, soberbio, frío y arrogante se niega a asumir lo que se puede ver venir: la crónica de una presa anunciada...





Escrito por

Gabriela Rosas Fernández

Analista Digital, defensora de los DDHH y de la Mujer.


Publicado en

Conciencia Social

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