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Partido nacionalista, La gran traición a los militantes

Publicado: 2016-11-23

Era el mes de marzo del 2016 en plena campaña electoral, cuando entre los militantes se corría el rumor que la Presidenta del Partido Nacionalista, Nadine Heredia, había enviado a su asistente Cynthia Montes al Jurado Nacional de Elecciones para retirar la candidatura a la presidencia de Daniel Urresti y listas del congreso y parlamento, sin que estos supieran al menos algo al respecto.

Horas antes de ese suceso, varios candidatos al congreso de la república por el nacionalismo se encontraban realizando recorridos por campaña en Lima y Provincia. Y la noticia del cayó como un balde de agua fría, sin siquiera reunirlos y avisarles al respecto, desde Palacio se había tomado la decisión de retirar la candidatura a la presidencia y las listas de congreso y parlamento del partido nacionalista.

Fui testigo que muchos se sorprendieron, algunos en pleno recorrido de campaña se enteraron por la prensa, no podían creer tal traición de su propio partido, sin siquiera una reunión para llegar a acuerdos, sin siquiera un aviso antes, ni una llamada telefónica ¡nada!, porque eso eran para Ollanta y Nadine, "nada"; la militancia era nada, las bases nacionalistas olvidadas eran nada, y por su puesto Urresti y los candidatos al congreso y parlamento también eran nada.

Algunos militantes no se sorprendieron de esta desleal traición del partido nacionalista, pues algunos de ellos secretarios de las propias bases se encontraban tan decepcionados de pedir ayuda a los líderes del partido para realizar actividades en sus distritos y siempre encontraban silencio en ellos, ni un apoyo ni una palabra de aliento. Algunos en su afán de resucitar un partido casi muerto, organizaban seminarios y talleres ideológicos y cuando llegaban a la casa del partido nacionalista donde se realizaría, encontraban las puertas cerradas sin que nadie diera explicaciones.

Los que muchos entendieron y les quedó bien claro, era que el partido pertenecía a Nadine y Ollanta, nadie más podía liderar, nadie más podía brillar, nadie más podía opinar, el partido tenía dueños y ellos decidían sin consultar. Una vez llegada al poder ¿para que servían las bases? ¿ para qué servían los militantes? pues ya no servían, ya habían conseguido el codicioso poder.

Las renuncias de los militantes al partido no esperaron y los que no renunciaron por un tema de tiempo y trámites, renunciaron de corazón a una ideología que si bien fue muy buena nunca se practicó en el gobierno, adiós nacionalismo, fue una esperanza en el corazón de los militantes maltratados, que nunca llegó verdaderamente al traicionero corazón de Ollanta y Nadine.


Escrito por

Gabriela Rosas Fernández

Analista Digital, defensora de los DDHH y de la Mujer.


Publicado en

Conciencia Social

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